Conversación entre dos ciudades.
Al momento de hablar de urbanismo o planificación de ciudades es posible que el ejercicio mismo nos invite a un comparativo con el ejercicio de la medicina; diagnosticar al paciente para a partir de eso buscar soluciones e incluso potenciar lo bueno que ya posee; este ejercicio aplica tanto para personas como para ciudades.
En ese sentido, al igual que con las personas y sus dinámicas interpersonales, las ciudades y sus dinámicas con otras ciudades pueden ser situaciones beneficiosas, aunque también perjudiciales. Muchas veces se habla de lo importante del trabajo conjunto y la articulación entre ciudades pero pocas veces se habla de las relaciones tóxicas entre ciudades. Las disputas de poder, las imposiciones, las dinámicas injustas e incluso la estigmatización o la invisivilización de una urbe sobre otra. Estas situaciones desfavorables tienden a ser poco analizadas, quizá porque quienes escriben sobre ciudades generalmente provienen de las urbes que ejercen estas situaciones.
Estas dinámicas negativas merecen mayor atención y análisis, sin embargo, en el presente artículo se invita a la reflexión del lector a partir de la reproducción de una conversación hipotética entre dos ciudades que, viven la situación descrita líneas arriba. Será materia del lector juzgar a partir de lo leído a continuación.
C: Creo que empezaré a mejorar en transporte y a planificar cómo mejorar todo lo que sucede dentro de mi.
L: NO! No puedes hacerlo sin pensar en mi. ¿Cómo se te ocurre hacer eso si tú y yo somos uno? Es una realidad, no puedes ni debes mejorar sin mi.
C: Creo que voy a promover el turismo, total yo tengo el puerto y el aeropuerto más importantes del país.
L: NO! imposible! ¿Qué turista va querer visitarte? Tu solo tienes ghettos, ¿Quieres que maten a turistas? Primero arregla la inseguridad porque eres tierra de nadie.
C: Oye pero en todos lados roban, tu también tienes robos y asesinatos, si vemos las cifras oficiales figura que…
L: NO! ¿Cómo vas a compararte conmigo? Soy más grande, a parte en tu eres peor, todo en ti es peor, eres lo peor del país.
C: Espera, pero eso que dices no es ciert…
L: No tapes el sol con un dedo! Eres el peor lugar del país y deberías desaparecer con algún cataclismo porque eres tierra de nadie.
C: Eso no es cierto, ¿por qué dices esas cosas?, ¿tienes un problema conmigo?
L: Es que quieres tapar la realidad.
C: Pero si te estoy diciendo que la realidad es que…
L: A parte tus autoridades corruptas..
C: Pero todo el país tiene autoridades así, incluso tú o no te acuerdas de….
L: No, pero tu eres peor!
C: ¿De dónde sacas eso? Eso no es cierto, ¿por qué me tratas así?, me odias, ¿no?
L: No es odio, es la realidad.
C: Pero eso es lo que dices tú, y no justificas nada de lo que dices. Además, por qué te debo escuchar si yo puedo mejorar, invertir y planificarme sin ti. Lo que tú pienses o dices no es mi realidad.
Disculparán lo caótica de la conversación y si bien, este artículo dista un poco del formato de los anteriores textos publicados en este espacio, la conversación recreada que acaban de leer es un resumen y hasta reseña de las situaciones y conversaciones que he experimentado a lo largo de 10 años con hermanos ciudadanos de una urbe vecina a la mía.
Artículo publicado originalmente en LaNetwork https://www.lanetwork.org/conversacion-entre-dos-ciudades/
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